Lo que más me llamó la atención de las visitas de ayer fue, en la casa de Cervantes, lo pequeñas que eran las camas. Dormían sentados porque tenían muchos problemas respiratorios y además tenían miedo a los braseros y así si había algún incendio les era más fácil escapar.
Arietta
Vaya, gracias a Arietta se una cosa del Cervantes que no sabía...
ResponderEliminar